La primera exposición auténticamente global fue Primera Bienal de la Habana en 1986 y no la afamada Magiciens de la Terre que sucedió tres años después aunque ha sido mucho más citada. La bienal de la Habana se dio a la tarea de poner en el mapa a artistas del Caribe, América Latina, África y el Medio Oriente en un momento donde la visibilidad internacional estaba acaparada por el eje Nueva York, Londres, Alemania.
Los flujos de la economía siguen dictando las formas de interacción y los vínculos. La mitad de la población del mundo habita en zonas urbanas, hay un vertiginoso proceso de urbanización, aunque las ciudades se han pauperizado. El lenguaje internacional del arte está sustentado en una marginación de otros lenguajes. Por todo esto, los curadores deben movilizarse para desprogramar los cánones y posiciones establecidos, enriquecer la circulación internacional y mostrar la diversidad de sujetos culturales.